Conoce a tu enfermera: Entrevista a Elena Izquierdo, enfermera de la estación de esquí Astún y Candanchú

Conoce a tu enfermera: Entrevista a Elena Izquierdo, enfermera de la estación de esquí Astún y Candanchú

Los esquiadores no esperan acabar en la enfermería; su objetivo es disfrutar del día con amigos o familia. Por eso, es fundamental ofrecerles una atención excelente, no solo médica, sino que también los ayudamos con los trámites de seguros o federaciones y les prestamos información como farmacias cercanas u opciones de transporte si no pueden conducir porque se han lesionado.

¿Nos puedes contar un poco sobre ti y qué te llevó a trabajar como Enfermera en una estación de esquí?

Mi trayectoria profesional comenzó en el ámbito de la Podología, una disciplina a la que he dedicado más de 15 años. Tras finalizar mis estudios, abrí mi propia clínica, pero pronto comprendí que mi interés en la salud iba mucho más allá del cuidado de los pies. Esa inquietud me llevó a estudiar Enfermería, buscando una formación que me ofreciera la posibilidad de abordar el cuidado de las personas desde una perspectiva más global.

En paralelo a mi trabajo nace mi pasión por la montaña gracias al Club de Montañeros de Pradoluengo en Burgos, mi ciudad natal, con quienes me inicié en deportes como el esquí alpino y de travesía y enfrenté retos como los 4.000 de Saas Fee en Suiza y el descenso de la Vallée Blanche en Chamonix. He vivido experiencias inolvidables, como esquiar en el Círculo Polar Ártico, recorrer los Alpes de Lyngen en Noruega y el lago Inari en Finlandia, además de explorar montañas emblemáticas en la cordillera del Karakórum en Pakistán , los Andes y Marruecos. Estas aventuras han dejado una huella importante en mí.

Trabajar en una estación de esquí une mis dos pasiones: salud y montaña, permitiéndome expresar mi vocación de servicio y aportar mi experiencia en un entorno que refleja mi esencia.

¿Cómo es un día típico de trabajo en una estación de esquí del Pirineo Aragonés?

El día comienza revisando los equipos y preparando el servicio médico para cualquier incidencia. Estamos listos para atender urgencias que van desde lesiones leves hasta fracturas o traumatismos más complejos. El perfil del paciente también es muy variado, desde niños pequeños que vienen con el cole a pasar la semana blanca hasta el señor de 80 años que lleva esquiando toda la vida.

En colaboración con los pisters, que prestan los primeros auxilios, recibimos a los lesionados, hacemos una primera valoración, tomamos radiografías, y proporcionamos tratamiento como inmovilizaciones, férulas, suturas, inyectables o medicación oral. También coordinamos traslados en caso de urgencias graves. Todo esto en un entorno que varía según las condiciones meteorológicas y la afluencia de esquiadores que suele ser mayor los fines de semana.

Lamentablemente, Astún se convirtió en noticia el pasado sábado debido al accidente ocurrido en el telesilla Canal Roya, que dejó a varias personas heridas. Este tipo de incidentes resalta la importancia de contar con protocolos de emergencia bien establecidos, ya que, aunque son situaciones poco frecuentes, requieren una respuesta rápida y una coordinación perfecta entre el equipo médico y los servicios de rescate. Fue un recordatorio crucial de lo imprescindible que es estar preparados para cualquier emergencia.

¿Las enfermeras necesitáis algún tipo de formación o experiencia previa para desempeñar este trabajo en un entorno de montaña?

Sí, contar con formación en emergencias extrahospitalarias es fundamental para este tipo de trabajo. En mi caso, durante el último año y medio, me preparé para la oposición de Enfermería Militar en una Academia, adquiriendo una sólida formación en Urgencias y Emergencias en entornos extrahospitalarios. Completé cursos como PHTLS (Soporte Vital Prehospitalario de Trauma) y SVACOM (Soporte Vital Avanzado en Combate).

Además, es imprescindible disponer del título de operador de rayos con diagnóstico general, ya que una parte importante del trabajo de enfermería en estaciones de esquí incluye la realización y revelado de placas radiográficas.

¿Cuáles son las emergencias más comunes que atiendes en las estaciones de esquí?

Las emergencias más comunes son de tipo traumatológico. En el esquí, predominan las lesiones en extremidades inferiores, como esguinces y contusiones. Atendemos con frecuencia lesiones de los ligamentos de la rodilla, como el ligamento cruzado anterior, debido a las torsiones propias de esta actividad. Las fracturas de tibia y peroné son menos frecuentes gracias al diseño moderno de las botas, pero pueden ocurrir si no están bien ajustadas o ante un impacto significativo.

En el snowboard, las lesiones afectan más frecuentemente la parte superior del cuerpo, derivadas de caídas laterales. Son habituales las fracturas de clavícula distal, muñeca y las distensiones del ligamento acromioclavicular, así como luxaciones de hombro.

Ser aficionada al esquí, me hace comprender mejor los mecanismos lesionales asociados a cada deporte, lo que facilita tanto la identificación como la atención de las lesiones.

¿Qué diferencia hay entre tu trabajo en una estación de esquí y el de un entorno hospitalario tradicional?

Los recursos técnicos y humanos son más limitados, y las distancias y tiempos de espera para el soporte asistencial son mayores. Además, la ropa y las botas de los pacientes dificultan el acceso a las lesiones, lo que puede hacer que algunas maniobras sean dolorosas. También existe el riesgo de que los pacientes lleguen con hipotermia.

A diferencia de un hospital, donde los recursos son abundantes y el clima no influye en la atención, en la estación de esquí todo depende de la capacidad de improvisar y de tomar decisiones rápidas con los medios disponibles. No contamos con equipos avanzados como resonancias magnéticas o laboratorios, sino que trabajamos con botiquines, férulas, material de inmovilización y camillas especiales para el transporte en nieve.

¿Cómo influyen las condiciones meteorológicas en tu labor diaria y en la incidencia de accidentes?

Las condiciones meteorológicas son un factor determinante, el clima no solo define la carga asistencial, sino también la naturaleza de las lesiones.

El estado de la nieve determina el tipo de lesiones: la nieve dura favorece las caídas. La nieve en polvo y la nieve primavera, las lesiones. Por ejemplo, en días de abundante nieve fresca, las caídas suelen ser más frecuentes porque los esquiadores pueden subestimar los riesgos de la nieve profunda o quedar atrapados en zonas menos transitables. Por otro lado, cuando las temperaturas bajan drásticamente y el terreno se congela, aumenta la incidencia de lesiones por resbalones en placas de hielo o superficies endurecidas. Los días de visibilidad reducida también aumentan el número de accidentados.

Las bajas temperaturas representan un riesgo adicional ya que los pacientes heridos son más propensos a sufrir hipotermia, especialmente si permanecen inmovilizados durante mucho tiempo mientras esperan rescate. Por ello es importante proporcionar medidas de protección contra el frío, como mantas térmicas o sueros atemperados.

¿Qué recomendaciones darías a los esquiadores para evitar lesiones en la nieve?
  • Calentamiento previo: Antes de esquiar, realiza estiramientos y ejercicios para preparar el cuerpo. Muchas lesiones ocurren al inicio de la jornada debido a la falta de preparación o al final por el cansancio acumulado
  • Esquía según tu nivel: Sé prudente y elige la modalidad de esquí o el tipo de pista acorde a tu experiencia. Sobreestimar tus habilidades puede aumentar significativamente el riesgo de accidentes
  • Usa casco: Es imprescindible llevar casco para protegerte de lesiones graves. Un traumatismo craneoencefálico (TCE) puede tener consecuencias muy severas, pero el casco puede marcar la diferencia
  • Equipo adecuado: Asegúrate de usar material de calidad. Los esquís de alquiler pueden ser una buena opción, pero es preferible contar con tus propias botas, ya que un ajuste adecuado mejora la seguridad y el rendimiento
  • Protección solar: Utiliza cremas solares y labiales con un alto índice de protección solar, junto con gafas con filtro UV. Esto te ayudará a prevenir lesiones cutáneas y proteger tus ojos de la radiación solar, que es más intensa en alta montaña
¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en un entorno como este?

Lo que más valoro de este trabajo es el tipo de paciente al que atiendo. A diferencia del entorno hospitalario, donde tratamos a personas enfermas, aquí nos enfrentamos a individuos generalmente sanos que sufren un accidente. La mayoría son deportistas en buena forma física, lo que me genera una especial empatía cuando sufren alguna lesión. Los que vienen a esquiar no esperan acabar en la enfermería; su objetivo es disfrutar del día con amigos o familia. Por eso, es fundamental ofrecerles una atención excelente, no solo médica, sino que también los ayudamos con los trámites de seguros o federaciones, los facilitamos información sobre farmacias cercanas u opciones de transporte si no pueden conducir porque se han lesionado.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a quienes no conocen la importancia de vuestro trabajo en las estaciones de esquí?

Aproximadamente 3 de cada 1.000 esquiadores sufren lesiones cada día, lo que destaca la relevancia del equipo médico en las estaciones de esquí. La primera asistencia que brindamos influye significativamente en el pronóstico de muchas lesiones. Hay situaciones críticas y tiempo-dependientes, como un traumatismo craneoencefálico (TCE) grave, donde una actuación rápida puede ser vital. Asimismo, en casos como una luxación de hombro, la reducción inmediata en el lugar no solo alivia el dolor, sino que también previene complicaciones posteriores.

Además de nuestra labor asistencial, los servicios médicos son un requisito legal sin el cual las estaciones no pueden comenzar la temporada. Esto demuestra que nuestra presencia no solo garantiza la seguridad de los usuarios, sino que también es esencial para la operatividad de las estaciones de esquí.

Para despedirme quiero agradecer al Colegio de Enfermería de Huesca por darme la oportunidad de contar mi experiencia y visibilizar el trabajo de los enfermeros fuera del hospital. También invito a todos a animarse a practicar deportes de invierno, disfrutar de la montaña y, sobre todo, hacerlo con responsabilidad para que la experiencia sea segura y divertida.

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