La tragedia de Villafranca ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de transformar radicalmente el modelo de atención a las personas mayores en nuestras residencias. La pandemia ha agravado problemas preexistentes en un sistema obsoleto, demandando soluciones inmediatas y estructurales.
La ley que regula estos centros data de 1992 y no se adapta a las necesidades actuales, ni a la complejidad de los cuidados que requieren los residentes.
Los usuarios de las residencias son cada vez más mayores, con múltiples enfermedades y mayor dependencia, lo que requiere una atención sanitaria más especializada.
Las ratios de personal son insuficientes, y muchos trabajadores no cuentan con la formación necesaria para atender a personas con necesidades tan complejas.
La atención a los residentes se ve dificultada por la falta de comunicación y coordinación entre los centros residenciales, los centros de salud y otros servicios sanitarios.
Los usuarios no reciben los cuidados adecuados y su salud se ve afectada.
Los profesionales se ven obligados a trabajar en condiciones difíciles y con una carga de trabajo excesiva.
La situación de las residencias puede poner en riesgo la salud de los residentes y de los trabajadores.
Consulta el comunicado completo.
Adaptar la ley a la realidad actual y a las necesidades de los residentes.
Garantizar que haya suficiente personal cualificado para atender a los residentes.
Mejorar las condiciones laborales y reconocer la importancia del trabajo de los profesionales de las residencias.
Mejorar la comunicación y el intercambio de información entre los centros residenciales, los centros de salud y otros servicios sanitarios.
Crear grupos de atención de apoyo similar a los que se constituyeron durante la pandemia, para brindar un apoyo adicional a las residencias.
Incorporar médicos y enfermeras geriátricos para brindar una atención más especializada a los residentes.